Óyeme, Desde el mar de arriba en que permaneces, Desde el mar de abajo donde estás. Creador del mundo, Alfarero del hombre, Señor de los señores, A ti, Con mis ojos que desesperan por verte, O por una gana de conocerte, Pues viéndote yo, Conociéndote, Considerándote, Comprendiéndote, Tú me verás y reconocerás: El Sol, la Luna, El día, La noche, El verano, El invierno. No en vano caminan, Ordenados, Al señalado lugar. Y a buen término llegan. Por todas partes llevan contigo, Tu cetro de Rey. Óyeme, Escúchame. No sea que me canse o Que me muera.